Terminé de leer

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Lunes, 10 de septiembre de 2012

CADA HOMBRE TIENE UN SUEÑO

Terminé de leer Cada hombre tiene un sueño, de Lenin Solano Ambía.

Hace unos días Lenin Solano tuvo la amabilidad de enviarme su último libro, Cada hombre tiene un sueño para que lo leyera y compartiera mi impresión de la obra. Con mucha ilusión, como cada vez que comienzo la aventura de leer un libro, accedí de inmediato.

Me encontré con un libro de relatos, género que poco a poco va tomando impulso ascendente, aunque de momento sólo en mercados minoritarios. Ya de por sí, intentarlo con los relatos es una osadía, pero después de leer la obra de Lenin no se puede hablar de osadía sino de verdadera audacia.

Lenin ha elegido relatar de un modo historiado, o historiar de un modo relatado, las principales peripecias de una serie de personajes históricos, como su homónimo Lenin, el asesino Jarabo, el emperador Jutiniano, el cantante francés Clo-Cló o el mismísimo Jesucristo, entre otros.

Lo hace además demostrando que domina el arte de contar historias, con un estilo fluido, suave, ligero, que favorece una lectura tan rápida como plácida, con la corrección técnica de un purista literario que domina su medio.

Lenin sabe lo que hace y lo hace bien. Recrea de un modo fabulado, pero con rigor histórico, los eventos más emblemáticos de sus personajes, introduciéndonos de lleno en la Historia con mayúsculas.

La lástima es que precisamente la mayor virtud de su obra, el atreverse a narrar las peripecias de sus magnos personajes, es también, creo yo, su mayor, no diría defecto, sino obstáculo insalvable, y es que no hay sorpresa para el lector, que ya sabe cómo acaban todas y cada una de las historias con pocos conocimientos históricos que tenga. Y es que el mérito de Lenin es historiar con precisión y calidad sus relatos a sabiendas de que se convierten sus textos en un ejercicio de estilo que no aporta sorpresa, ni tensión más allá de averiguar cómo se las va a apañar el autor con tan insignes nombres.

Por otro lado, pueden desconcertar algunos aspectos relacionados con el punto de vista elegido para el narrador de sus relatos. Fundamentalmente, emplea la segunda persona del singular, un punto de vista complicado de manejar, incómodo para el lector que no consigue identificarse con el narrador, que no sabemos quién es, un ente inaccesible que elige intervenir a voluntad propia. A mí particularmente es un recurso que no me gusta. Puedo aceptarlo en el género epistolar, donde se sabe quiénes son los interlocutores. Pero si  no es así, me resulta incómodo. Además, a veces cambia el punto de vista y elige la tercera del singular, incluso a veces la primera, mucho más gratos de leer y donde despliega Lenin lo mejor de sí como narrador.

Lo dicho. Un escritor técnicamente muy bueno que habrá que ver cómo se desenvuelve con la ficción. En cuanto pueda lo comprobaré con su novela No le reces a los muertos, que también me envió y que con gran placer disfrutaré seguro.

He leído la edición de Grupo Editorial Arteidea, de 216 páginas.

Juan Enrique Soto

http://terminedeleer.blogspot.com.es/2012/09/cada-hombre-tiene-un-sueno.html

El sueño de un Lenin

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Hola querido lector, tiempo de no encontrarnos en este espacio y lo sé. Tal vez tenga mucho que ver el que esté, entre otras cosas, disfrutando de leer. Y, a propósito de eso, este post (dos puntos y aparte con un espaciado)

Dejando la casualidad y la causalidad en un sitio fresco pues hace calor, un osado estudiante de doctorado tuvo la imprudencia, desde la Sorbona, de acercarse al humor de mi post anterior ( o sea este… ¡Y lo bien que hizo!) Tras un par de detalles llegaron a mis manos dos libros de los tres de su autoría, paso a comentarte acerca de uno de ellos: Cada hombre tiene un sueño.

Exterior de la edición enviada
Portada y contraportada
Humor negro. Fina ironía.
La secuencia de fotografías marca con sutileza el contraste con el título electo, algo que se paladea a través de la invitación a la lectura que describe el contenido en esbozos inteligentes. Sin profusión de sello editorial.
Solapas a tono, detalles interesantes del autor así como otros libros (espero relacionados con el tema) de la editorial.

Interior de la edición enviada
Selección de textos breves, supongamos que son cuentos históricos…
Abre un cara a cara con el asesino José María Jarabo con foto y mordaz título; relatando hechos en un enfrentamiento donde el uso de la palabra ‘falo’ denota un humor a más de 4 bandas.
Le sigue la periodista norteamericana que se suicidó en cámara, con tenor similar aunque el banquete va cambiando de platos en texturas y sabores con un medio tiempo (no a la hora como trillado guión) con varias visiones de la crucifixión de Jesús. Remata como postre un relato extenso de la vida de Clo-Cló que te deja la sensación de cuidar lo que se desea y dice…

Interiores del lector
Madrugada del 22 de agosto de 2012
Sencillo de leer, me lo devoré en 5 horas. Entretenido y para quienes saben crecer de los desastres para sonreír un poco a la vida. Compartiendo, claro está. Como Lenin Solano Ambía, que hasta tiene el detalle (no menor) de dedicarse el texto que habla del otro Lenin.

Títulos finales
Como dicen por donde andas caminando, narrador: Chapeau!
Voy a leerte la novela.

Anata Nakami

 

http://anatanakami.wordpress.com/2012/08/22/el-sueno-de-un-lenin/

 

Siguiendo la tradición

Para mí se ha convertido en parte de una grata tradición participar en la presentación de las obras del escritor Lenin Solano Ambía. Esta tradición comenzó con un interesante libro de cuentos titulado Carta a una mujer ausente que – como afirmé aquella vez – marcaban el inicio de un escritor que iría consolidándose paulatinamente como una firme  voz en la narrativa peruana.

Recuerdo que no fui del todo halagüeño aquella vez. Y tengo claro que Lenin asumió las pocas y sutiles críticas que dejé entrelíneas en esa oportunidad. Las aceptó  con la madurez y la grandeza de los escritores por vocación. Después de todo, una apreciación objetiva es ciento por ciento mejor para el escritor  pues le permite pulir su estilo y sus siguientes propuestas  y, al crítico,  le da la suficiente credibilidad para aceptar sus siguientes juicios como el producto de una apreciación objetiva, al menos desde su particular punto de vista. De tal manera que cuando este diga que la obra tiene méritos pues, efectivamente, la tiene.

En cumplimiento de la tradición de ser parte de la presentación de las obras de Lenin, fui parte de la mesa que oficializó su novela No le reces a los muertos. Novela en donde el escritor alcanza a explorar con habilidad eficaz la sicología de sus personajes. Una novela de género policial o detectivesco. En este caso, el despliegue de su arte narrativo dejaba notar a un escritor de largo aliento que se sentía mucho más cómodo en el espacio amplio de una novela. El género policial que necesariamente exige una atmósfera de suspenso, un misterio por resolver y la presentación de las claves para resolver dicho misterio, pero con la habilidad suficiente como para mantener el clima de tensión casi hasta el final de la obra había sido el ámbito elegido en donde Lenin Solano se había desenvuelto con acierto. La novela mostraba a un lector disciplinado del género policial, a un lector que había leído dicho género con lápiz en mano, listo para anotar todas las lecciones que pudiera recoger de sus lecturas para luego aplicarlas o negarlas en su acertado proyecto de novela.

Bueno, ahora me toca otra vez, ser parte de esta mesa que presenta su más reciente obra Cada hombre tiene un sueño y reitero mi alegría por ello.

En este caso debo hacer un previo para sustentar la validez de esta nueva obra. Y antes de ello, confirmar que el escritor ahora navega en busca de nuevos horizontes narrativos que le permiten expresar sus ficciones en arriesgados formatos,  diferentes, innovadores y con sutiles juegos de entrevero entre la realidad y la ficción.

Claro, después de todo, qué es un cuento y una novela, sino la hábil  treta de presentar ficciones con apariencia de verdad, o más dramático aún, presentar la realidad como si fuera una juego de fantasía, de manera que la línea que separa a ambas queda tan difusa como la propia conciencia que tenemos de lo real y lo ficticio. He allí el gran mérito de la literatura: te permite indagar por todos los terrenos de la realidad sin la pesada cruz de la objetividad. En la literatura se puede hacer historia, crítica, predicción, reinterpretación tanto de lo pasado, de lo presente así como del futuro. Se puede reinventar el mundo, y en ese camino se puede agregar o quitar personajes, tiempos, anécdotas, fechas, datos,  siempre y cuando contribuyan a la solidez del relato. Se puede hacer todo esto. Mejor dicho se puede mentir artísticamente  siempre que se cumpla algunos mandamientos; como por ejemplo, el principio de la verosimilitud. Principio que te permite ficcionar, básicamente, todo. Tan solo con la condición de que parezca posible. Una mentira con toda la apariencia de verdad. Una mentira convincente.  Ahora bien, cumplir este principio no resulta una tarea sencilla, y marca, pues, el talento de un escritor. Cumplir con esta demanda de verosimilitud implica que el escritor deberá investigar todo lo posible sobre la realidad que quiere replantear. Lo obliga a buscar toda la documentación objetiva posible de manera que cuando deba ficcionar, esta narración tenga cubiertos todos los resquicios posibles y el lector se encuentre con una historia que desde todos los ángulos tienen la solidez de una verdad “literaria”. Ahora, obviamente, a todo lo dicho hay que agregarle el talento del escritor para poder hallar las mezclas exactas de realidad e invención que permitan una narración convincente para el lector.

Ahora bien, el asunto se complica más  cuando –como es el caso de este nuevo trabajo de Lenin Solano Ambía –  se cogen abiertamente hechos de la realidad, historias acaecidas y documentadas de fácil acceso para  cualquier persona y se ficciona a partir de ella. La reciente obra de Solano ha escogido a personajes reales y ha usado acontecimientos que han marcado la vida o la muerte de estos personajes para “recontar” sus vidas, y, en el camino, agregar los incidentes complementarios que elevan dichos sucesos a la categoría de literatura.

Ha escogido personajes tanto de la historia antigua como contemporánea que han marcado su vida con algún acto de rebeldía contra lo convencional  y, en ese marco,  se ha introducido hábilmente en la vida de cada uno de ellos para abrirnos una ventana hacia el mundo interior de cada personaje. En su obra se relata los momentos finales de delincuentes como José María Jarabó, español ajusticiado por sus estremecedores crímenes allá por los años cincuenta; así como el inusitado caso de la conductora Christine Chubbuck quien se suicidó frente a las cámaras de televisión ante la sorpresa de los televidentes de esa hora. Solano también ha tomado a personajes de mayor trascendencia histórica como Vladimir Ilich Ulianov. Es decir, el otro Lenin, el revolucionario que – cosas de literatura – aparece revitalizado en este Lenin, el escritor. Personajes como Jesús de Nazaret, de quien siempre habrá  mucho que contar.

Ahora bien, para no cometer delito de infidencia y desteñir la emoción que cada quien encontrará al leer el presente libro justo cuando se  encuentre con estos y otros personajes, he de decir – desde la humilde apreciación de este presentador –  que Lenin Solano ha buscado interiorizarse en cada uno de ellos a fin de contar la historia desde el particular punto de vista de cada personaje. Esto le permite al lector  redimensionar la tragedia o hazaña de estos personajes, y conocer no solo su tragedia, sino las emociones y meditaciones de dichos personajes cuando enfrentaron tales situaciones.

Lograr esto, insisto, no es tarea fácil. Había que soldar las fisuras que deja la historia corriente con la habilidad de un orfebre  para que la historia parezca verosímil. Había que elegir una correcta voz narrativa. En muchos casos, el escritor ha elegido la segunda persona. Voz narrativa de complicado manejo porque se puede caer en el maniqueísmo y esto puede ser captado inmediatamente por el lector. También había que elegir el espacio y el tiempo exacto desde donde tomar la historia para mantener la tensión.

En este sentido, debo afirmar que dichas demandas se cumplen acertadamente en este libro.

Cada hombre tiene un sueño  es un viaje por la vida interior de personajes históricos justo en el momento de su gran momento o de su gran despedida. Es un viaje por esos momentos trascendentes, pero desde dentro de cada uno de ellos. Libro contado en un formato narrativo original,  que deja claro que el escritor sigue experimentando en la búsqueda de una propuesta narrativa que le permita seguir contando sus historias cada vez con mayor certeza.

Los invito a leer este reciente trabajo y felicito a su autor y espero, con ansias, su siguiente novela. Y claro, también espero que sigamos con la grata tradición de estar como siempre presente en ese momento.

Richar Primo Silva

Crítico literario

EN BUSCA DE LA HISTORIA OLVIDADA

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En las paginas de la obra Cada hombre tiene un sueño, que nos entrega el autor Lenin Solano Ambía, hay una serie de descripciones sobre determinadas situaciones históricas, que el lector muy bien podrá identificar, desde los complicados días de la edad de oro del capitalismo, hasta llevarnos hasta los primeros años de nuestra edad histórica.

Estoy seguro de que el autor sin proponérselo ha logrado realizar una deconstrucción de la realidad de algunas etapas del hombre. Por ejemplo cuando ve el caso de la revolución rusa de 1917, en donde a través de la mirada de un individuo puede aproximarse al contexto socio económico que logra desencadenar tal evento histórico.

El relato sobre Claude François, tal vez es uno de los relatos que más me agradó, pues se nos presenta todo un derrotero de la segunda mitad del siglo XX, en donde bajo la descripción del artista en mención, el autor nos llevará por los tormentosos días de la descolonización de mediados del siglo XX, hasta introducirnos a la edad dorada del capitalismo, donde los valores del consumismo tan de moda en nuestros tiempos actuales, verán su espectacular desarrollo luego de la segunda guerra mundial.

Uno de los aportes del texto creo, es el manejo de la temporalidad histórica, donde el autor nos conducirá a diferentes etapas de la historia del hombre. En uno de esos saltos de temporalidad, nos llevará al contexto del imperio Romano de Oriente, conocido también como el Imperio Bizantino, en donde los juegos del poder imperial se harán evidentes con la figura del emperador Anastasio, en donde me parece identificar la lógica de Maquiavelo para el juego político. El poder es una manifestación de las ambiciones de la humanidad, y eso nos lo demuestra el texto con el relato de Justiniano y Teodora, que les resultará muy particular cuando lean el relato.

Otra cuestión que quería resaltar es la presentación de los roles de género, en donde la mujer juega un papel destacado en los eventos de la humanidad, y en el relato del autor, nos los presenta en la figura de Teodora y de la Papisa Juana. En ellos se podrá apreciar qué tipo de roles pueden llevar algunas mujeres destacadas, pero por otro lado, también se podrá apreciar la presencia de las otras mujeres y qué papel desempeñarán en una sociedad patriarcal y machista, como la edad media.

De esta manera casi sumaria, he querido presentar los aportes de este texto para las personas del siglo XXI, en donde estamos viviendo la recuperación de la memoria colectiva. Y qué mejor manera que en este trabajo en donde se recupera ciertas conciencias históricas, que no son nada novedosas, pues a lo largo de la obra ustedes podrán apreciar esta recuperación de la memoria de la humanidad  a través de los relatos del autor.

José Carlos Jiyagón Villanueva

Historiador UNMSM

En el umbral de la muerte todos soñamos

Mientras hacía la corrección de estilo y texto a la obra que ahora publica el escritor Lenin Solano Ambía, iba en paralelo inicialmente entreteniéndome y luego maravillándome con los cuentos que la componen, cuentos que son en realidad historias de vidas que realmente existieron. Lo que despertó mucho mi interés fue que tanto los protagonistas como casi todos los personajes accesorios de cada cuento en verdad vivieron en este mundo; pero casi todos son aquellos personajes de cuya existencia nunca nos enteramos en el colegio, academia o universidad, sino fortuitamente, a través de alguna anécdota que oímos, o de alguna mención casual que se les hizo en una conversación o en algún discurso o texto que nos llegó. Se trata de personajes que subsisten en la cultura y tradición popular por estar vinculados a un hecho sorprendente o a una vida insólita, y que subsisten también vagamente en nuestras mentes asociados a la intriga, al misterio, a lo remoto y a la sensación de pequeña necesidad de saber más de ellos. A medida que avanzaba en la obra de Lenin, me alegré y emocioné mucho al encontrar cuentos dedicados a la vida, drama y peripecias de figuras que siempre me han sido motivo de perplejidad (y de las que nunca supe casi nada), como el de aquella mujer (“la papisa Juana”) que, tras haber llegado inauditamente a ser papa de la Iglesia Católica, tuvo que pagar carísima su osadía; o como el del famoso líder ruso Lenin, emblema de muchos partidos de izquierda política del mundo, el cual vivía toda una tragedia en su salud en medio de su agitada vida en las esferas del poder; o como el del famoso artista francés Claude François, autor e intérprete de muchas canciones de éxito arrollador traducidas a muchos idiomas y cantadas hasta por grandes de la talla de Elvis Presley; o como el del mítico delincuente español José María Jarabo; o el del gran emperador bizantino Anastasio; o el de la sorprendente historia del astrónomo anterior a Galileo Galilei, Tycho Brahe, el último en observar los cielos sin telescopio. Asimismo, me conmovió y deslumbró descubrir que uno de los cuentos presente una originalísima quíntuple descripción de la pasión y muerte de Jesucristo, con la admiración y respeto que inspira nuestro Señor.

Los correctores de estilo, al hacer nuestro trabajo examinando atentamente cada palabra, cada frase, cada párrafo y la plenitud del texto, generalmente penetramos por completo en la esencia de la obra que se nos confía. Y confieso que ha sido para mí un placer haber realizado esta actividad sobre estos cuentos, pues además del entretenimiento, interés y conmoción que me generaron, me complació mucho el ingenio para usar ciertas frases, para construir lingüísticamente ciertas escenas y para combinar tan hábilmente tantos recursos literarios que enriquecen una producción. El tema en los cuentos de Lenin Solano Ambía es la colocación de un hombre o mujer que llega al umbral de la muerte con una vida insólita cargada de grandes sueños (frustrados o hechos realidad), y que empieza a penetrar lentamente en el terreno de una muerte consternante y altamente trágica. El estilo que emplea Lenin es el de la narración alternada en las tres personas gramaticales, en la cual la “voz” de la primera persona es la del protagonista, la de la segunda persona es la de la consciencia individual (del protagonista) o universal, y la de la tercera, la del narrador omnisciente (el autor). Esta narración tripersonal discurre a través de relatos en los que tanto las escenas como los tiempos presente, pasado y futuro se alternan repentina y constantemente, poniendo a prueba la capacidad de atención e incluso la inteligencia del lector.

En síntesis, lo describiría como un libro de narraciones muy entretenido, emocionante, culturizante y muy original, en el que diversas conmovedoras historias han sido relatadas cuentísticamente. ¡Y también reveladoramente!

Felicitaciones de corazón a Lenin por su obra Cada hombre tiene un sueño, la tercera producción literaria que publica (luego de Carta a una mujer ausente en el 2008 y de No les reces a los muertos en el 2011), y con la cual ha confirmado ser un hombre de vocación literaria definida, talentoso, original, de iniciativa y de acción. Reciba él mis mayores deseos del mayor éxito y prosperidad.

Jonathan Guimet Rasmussen

Corrector de estilo